4 claves del escenario 2020

Aunque parece economía-ficción, un antecedente estudió el efecto de una pandemia sobre una economía avanzada. En 2009, se modelizó el impacto de una pandemia de gripe en Reino Unido. La premisa era que la emergencia sanitaria duraba 3 meses (cierre de colegios, confinamiento y teletrabajo, como en la actualidad). En un escenario intermedio, anticipaba una caída del PIB de hasta el -12% en el trimestre donde se toman las medidas. Incluso con una rápida recuperación en los siguientes trimestres, el efecto total anual sería del -6%. Esto contemplaba también una reducción en el consumo social.

En 2020, se contemplan varios escenarios del impacto económico del coronavirus. En el caso del PIB español, el escenario menos optimista del modelo REMS prevé un retroceso del -4,5% anual. Esta previsión contempla la adopción de medidas de política económica. El FMI, por su parte, ha planteado un escenario optimista de caída del -8,0% en 2020 y una recuperación del +4,3% en 2021 (crisis en forma de V). Esto es, tras un shock inicial severo, se produciría una rápida recuperación.

Los escenarios nos preparan ante la incertidumbre. Las claves del escenario de recuperación atienden a dos cuestiones: 1) la intensidad del shock inicial (a cuánta gente afecta la pandemia, cuántos negocios suspenden actividades), y 2) su duración (cuándo estará controlada la emergencia sanitaria, cuánto durará el confinamiento).

Hay que permanecer atentos a varias claves del escenario. Hay factores científico-médicos que determinan lo que ya se conoce como Gran Encierro y la repetición de nuevos episodios de emergencia sanitaria. También existen factores políticos en dos frentes: el de la cooperación internacional para combatir la crisis al unísono, y el de las medidas económicas en cada país. Un tercer factor es la capacidad financiera de familias, empresas y gobiernos para paliar las pérdidas y su efecto en el apalancamiento. Por último, el factor social afecta a nuestros hábitos como consumidores.

Podemos resumir estas claves del escenario en una matriz conceptual que plantea dos velocidades de recuperación (lenta y rápida). En la matriz, el tiempo puede interpretarse libremente (meses, semestres, años…). Según los acontecimientos se sucedan, concretarán el marco temporal. Pero lo importante en esta matriz no es poner fechas (que nadie conoce ahora), sino visualizar los posibles contextos que pueden darse.

El cuadrante inferior-izquierdo presenta un escenario distópico. Aquí, la pandemia no es controlada a corto plazo y su efecto es devastador para la economía. Por el contrario, el cuadrante superior-derecho plantea una rápida recuperación (escenario en V). También pueden darse dos escenarios intermedios. En el cuadrante superior-izquierdo, la actividad económica continua adelante pero la amenaza viral no desaparece. Por tanto, es un escenario de convivencia entre pandemia y economía. Esto sería posible por cambios en los hábitos sociales y por medidas de prevención sanitaria. En cambio, en el cuadrante inferior-derecho la pandemia se controla rápidamente, pero el shock inicial deriva en un escenario de efectos duraderos para la economía.

La pandemia ha tenido desde el primer momento un efecto directo en el Hábitat. El confinamiento cambia nuestras prioridades. Por tanto, los hábitos sociales y de consumo son una de las claves del escenario. El efecto cocooning revaloriza el hogar como refugio. Sin embargo, también es un lugar de socialización (tenemos una agenda social digital), de desarrollo personal (oficina y colegio a la vez) y de ocio (gimnasio, sala de juego, etc.). El hogar debe cumplir ahora múltiples funciones: teletrabajo, escuela, gimnasio, taller… En este contexto, sin duda la digitalización de las actividades diarias favorecerá la conexión entre empresas y consumidores (ver ponencias Congreso Hábitat 2019: front-end, diseño estratégico o2o).

Las instalaciones fuera del hogar deberán adecuarse para reducir el riesgo de contagio. Esto afectará a oficinas, retail, parques, etc. Los materiales y productos salubres serán tendencia. Por ejemplo, superficies autohigienizantes de todo tipo o bastidores separadores que garanticen la distancia social. La salubridad formará parte de la dimensión básica de los productos. En última instancia, cabe esperar la aparición de modelos de negocio a prueba de virus o virus-proof en retail y franquicias (peluquerías, servicios a domicilio, clínicas, etc.).