Y de repente, un cisne negro

Ni el proteccionismo de Trump, ni el BREXIT, ni las repeticiones electorales, ni el independentismo… nada detuvo un período 2014-2019 expansivo. Sin embargo, una epidemia planetaria se ha cruzado en el camino de la globalización. Como si tirásemos del freno de emergencia sin avisar, la actividad humana ha quedado suspendida, flotando en el aire, un segundo antes de desplomarse a tierra.

Lo incierto cierto

El ensayista Nassim Taleb llamó cisne negro a un suceso inesperado que impacta drásticamente en la sociedad y la economía el cual, aparentemente, podría haberse evitado. Taleb, en cuya obra son claves los conceptos de incertidumbre y aleatoriedad, plasmó esta teoría en su libro “El cisne negro” (2007). La metáfora del cisne negro ha sido empleada desde tiempo de los romanos para señalar la imposibilidad, la falsedad o la fragilidad ante lo imprevisible.

Hoy en día, es una expresión bien conocida entre analistas y estrategas. Ante el escenario más probable donde nada cambia (el llamado Business as usual), emerge el cisne negro que atrae un escenario inimaginable (esta idea en sí es un oxímoron). Por tanto, el cisne negro nos acerca a la improbabilidad de que todo cambie.

La estrategia de barra

¿Es posible prepararse para lo imprevisible? A un entorno VUCA se hace frente con organizaciones flexibles y ágiles. En esta línea, Taleb promueve una estrategia que, lejos de concentrarse, haga varias apuestas simultáneas e incluso contradictorias. No obstante, es complicado seguir una estrategia de barra o estrategia Barbell que garantice el éxito en el día a día y en lo extraordinario al mismo tiempo, dado que los recursos son limitados.

Paisaje después de una batalla

En lo bueno y en lo malo, comenzamos a extraer conclusiones acerca del comportamiento de una economía globalizada. El entorno VUCA, el cisne negro, los océanos azules… seguramente veamos a partir de ahora una revalorización de lo incierto. Lo desconocido comenzará a consumir recursos y a tener más peso en las estrategias. Nadie sabe cómo será el paisaje después de la pandemia, pero muchas certezas se tambalearán.