Continuando con la serie de reflexiones sobre el consumidor del hogar post confinamiento, llega el turno al hogar, a nuestra casa, a nuestro espacio vital. Cuando ya se habla de desescalada, cuando ya se vislumbra una vuelta a la normalidad, parece que asumimos que ya nada volverá a ser como antes.
La normalidad que tanto ansiábamos queda en el aire, qué pasará ahora con las rutinas anteriores, qué vamos a poder hacer y qué no… todavía está en el aire, parece que será más bien una neonormalidad, una nueva rutina que marcará nuestro día a día. Quedan muchas dudas todavía: la apertura de los comercios y centros comerciales, los bares y restaurantes… todavía es pronto para saber cómo van a tener que adaptarse los espacios públicos para recibir a las personas. Por el contrario, los espacios privados, nuestros hogares, han adquirido una dimensión nunca vista, una vida nunca antes vivida y una seguridad antes no demandada.
Los hogares, muchos de ellos utilizados hasta ahora como campamento base de servicios (lavar ropa, dormir, alimentarse…) han pasado a ser nuestro refugio, el único lugar donde sentirse seguro frente a la amenaza exterior. Pero no solo eso, también nuestro espacio de trabajo, de aprendizaje, de desconexión y nuestro lugar de ocio. Durante el confinamiento las estancias se reinventan y multiplican los usos habituales: se hace ejercicio en familia en el salón, se trabaja en las habitaciones o en la cocina, se plantan plantas en el balcón…
En el Cuaderno de Tendencias del Hábitat 19/20 ampliamos el concepto de necesitar estar en cualquier sitio como en casa (Everywere like home) y la importancia de que los espacios públicos fueran más confortables, más parecidos a nuestros hogares (cómodos como nuestro salón, por ejemplo) para sentirnos como en casa. También marcábamos la reivindicación social de recuperar parques y plazas como lugares de socialización. La realidad actual ante el confinamiento domiciliario justo da la vuelta a este concepto y ahora… nuestra casa es todos los lugares (Home is Everywere).
En estos días se replantean y repiensan cada uno de los espacios y productos del hogar para hacerlos más adaptables, más confortables, más vivibles.
A buen seguro una vez superada esta situación, el hogar se convierta en una oportunidad para los sectores del hábitat, identificando necesidades no cubiertas, descubiertas por los usuarios durante este proceso de hiper-vivencia en el hogar.
Si desea más información contacte con Estrategias Hábitat.
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